El aye-aye (Daubentonia madagascarensis, antes Chiromys madagascarensis). Puede que a primera vista estos extraños animales no parezcan primates, pero están emparentados con chimpancés, simios y humanos. Su estrafalaria apariencia hace que se le considere el principal responsable del origen de la palabra "lémur", que quiere decir en latín «espíritu nocturno». El aye-aye es el único representante vivo de su género (Daubentonia), familia (Daubentonidae) e infraorden (Chiromyiformes).
Los aye-ayes son de color negro o marrón oscuro, y se distinguen por su tupida cola, que es más larga que su cuerpo. También se caracterizan por tener ojos grandes, dedos finos y orejas sensibles de gran tamaño. Los aye-ayes tienen uñas puntiagudas en todos los dedos de pies y manos, a excepción de los dedos gordos prensiles de los pies, que le permiten colgarse de las ramas.
Los aye-ayes pasan su vida en los árboles de la selva tropical, y evitan bajar al suelo. Son nocturnos y durante el día se acurrucan en nidos con forma de bola que construyen con hojas y ramas. Los nidos tienen la apariencia de esferas cerradas con un único orificio de entrada, y están situados en las bifurcaciones de árboles grandes.