Con gran entusiasmo, biólogos ecuatorianos comprobaron el resurgimiento del extinto sapo del Azuay.
Tres equipos científicos independientes participaron en el redescubrimiento de un reducido grupo de batracios en bosques montañosos cerca de Cuenca; y lo más importante, observaron que los sapos recién descubiertos no muestran indicios de quítrido, mortífero hongo al que atribuyeron su desaparición hace casi 15 años.
El redescubrimiento del sapo del Azuay es muy significativo, pues fue la primera especie de Centro y Sudamérica en que se confirmó la infección por quítrido, hoy extensamente diseminada.
Los sapos Atelopus bomolochos, cuyo color varía del anaranjado al olivo, fueron arrasados por el hongo que, en combinación con otros factores, ha devastado otras especies de anfibios y ocasionado la extinción de muchas en los últimos 25 años.
fuente: national geographic