Con LIVE ANIMAL SHIPPING, tu mascota siempre viaja
en primera clase

Desde hace mucho se pensaba que las boas constrictoras mataban a sus presas por asfixia, apretando lentamente hasta dejarlas sin aliento. Pero estábamos completamente equivocados.
Un nuevo estudio revela que esas enormes serpientes no venenosas, naturales de las regiones tropicales de Centro y Sudamérica, someten a sus presas con un método mucho más rápido: interrumpen el flujo sanguíneo.
Cuando una boa se enrosca en el cuerpo de su presa, acaba con la sincronización perfecta del sistema circulatorio de la víctima. La presión arterial se desploma, la presión venosa de dispara y los vasos sanguíneos empiezan a colapsar.
“El corazón, literalmente, no tiene fuerza suficiente para bombear contra esa presión”, informa el líder del estudio, Scott Boback, ecólogo especialista en vertebrados de Dickinson College en Carlisle, Pennsylvania.
De hecho, la mayoría de los animales puede sobrevivir mucho tiempo sin respirar: recordemos que hay muchos casos de personas ahogadas que fueron resucitadas más tarde, dice. Pero un cuerpo sin latidos cardiacos no se recupera.
Cuando se ejecuta a la perfección, la poderosa comprensión ocasiona que la víctima pierda el sentido en cuestión de segundos y la muerte sobreviene poco después.
Fuente: nationalgeographic