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Fuente: muyinteresante.es

Un estudio impulsado por la Universidad de Alaska, la Institución Oceanográfica Woods Hole y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA) ha revelado que los niveles de acidez de las aguas superficiales en los mares de Beaufort y Chukchi, en el océano Ártico, están aumentando de forma alarmante.

Tanto es así, que hacia 2030 este fenómeno impedirá a algunos animales acuáticos que habitan en la zona desarrollar las conchas y exoesqueletos que forman parte de su anatomía. Según los investigadores que firman este ensayo, publicado en la revista Oceanography, la misma circunstancia podría darse hacia 2044 en el mar de Bering.

“Antes de dos décadas, desde los pequeños caracoles marinos hasta los cangrejos gigantes de Alaska ya no podrán construir y mantener sus caparazones, al menos en ciertos momentos del año”, señala Jeremy Mathis, oceanógrafo de la NOAA. “Sencillamente, estas aguas no contendrán suficiente aragonita, la variedad de carbonato cálcico que emplean para ello, debido a su creciente acidificación. Con el tiempo, este proceso afectará a todo el ecosistema oceánico”, recalca.

Para llegar a esta conclusión, Mathis y sus colaboradores estudiaron los cambios en la temperatura, salinidad y composición química de esos mares árticos durante dos campañas de investigación que se prolongaron varios meses. A partir de los datos obtenidos, diseñaron un modelo predictivo que determina la cantidad de calcio e iones de carbonato que se encuentra disuelta en ellos. Esta se ve afectada negativamente por la mencionada acidificación, un fenómeno que se ha disparado en las últimas décadas debido al aumento de las emisiones de dióxido de carbono, que acaban absorbiendo los océanos.