Los gatos disponen de unas poderosas garras, curveadas hacia abajo.
Cada dedo, posee una uña retráctil, es decir que puede esconderse, y salir según lo requiera el animal. La uña está contenida en un tendón especial, que evita su desgaste al caminar, y cuenta con almohadillas que garantizan el silencio absoluto del felino. Las garras sólo son utilizadas en el momento de agredir a la presa, o en caso de necesidad.
En reposo, dos pares de tendones elásticos, mantienen hacia arriba la última falange del dedo, donde están implantadas las uñas. Cuando se produce algún estímulo que provoca el estado de excitación del gato, éste contrae un músculo flexor. Por efecto de la contracción muscular, ésta se desliza hacia atrás.
Con esta arma, el gato agrede a su presa y utiliza como mecanismo de defensa. Además, las garras les sirven para subirse por los troncos de los árboles o de sujeción evitándole caídas.
El gato araña para marcar su territorio ya que entre sus dedos posee glándulas de exudación, y al arañar impregna con su olor el objeto arañado.
Algunos propietarios de gatos, no les gusta este instinto y llegan al extremo del desuñado de su gato. Los expertos, consideran esta operación como una mutilación cruel para el animal.
Realmente, un gato que ha sido sometido a este proceso, además de quedar realmente en peligro al eliminar su defensa principal, y no poder trepar, puede sufrir serios trastornos emocionales, al haber sido sometido a una mutilación. Con el desuñado, no sólo se le retiran las uñas, sino además todo a parte del hueso del dedo. Afortunadamente, hoy en día esta práctica ya comienza a ser prohibida en algunos países, y en otros, veterinarios consientes, no aceptan realizar este tipo de operación.
Las uñas de los gatos activos, se desgastan normalmente. Para los gatos que no salen de casa, se puede recortar un poco las puntas de las uñas, con un corta uñas especial, lo cual debe ser hecho por el veterinario.